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R ECEN S I O N E S
a través de Ia historia a base de los peregrinos de Ia época bizantina y medieval. Todo ello constituye un valioso volumen que completa las investigaciones de Vincent y de otros beneméritos pioneros de Ia arqueología cristiana en Ia tierra del Señor. Maximiliano García Cordero
2) Teología Dogmática Bernard Besret, Chives para una iglesia nueva, tr. Ramón Susín (Salamanca, Ediciones Sígueme, 1974) 176 pp. Estamos viviendo tiempos de crítica y de un descontento sano. Todo cuanto se reflere a estructura sin revisión y a tradición materialmente repetida, está siendo sometido a examen. Si los órdenes socio-culturales de cualquier estamento social están sufriendo un cambio incesante, las iglesias no se pueden liberar de pasar por este mismo tamiz. Besret quiere moverse dentro de este campo. El se pregunta: ¿Qué es iglesia? ¿De qué iglesia se trata? ¿En qué medida puede hablarse de una iglesia «nueva»? Estas cuestiones, en tiempos pasados, las solucionaba el teólogo; hoy para dar con una contestación adecuada, es obligado acudir también al sociólogo, al historiador y al especialista en religiones comparadas. Estas páginas no están dirigidas a los que están seguros, porque saben las cosas que creen; tampoco a los que se las saben todas y ya preveen el flnal de toda esta literatura; tampoco sacarán provecho alguno, los satisfechos de su catecismo que les muestra el camino que deben seguir. Si podrán leerlas quienes cada día se preguntan por su propia vida y por Ia vida de los demás, crean o no en Ia iglesia, quienes no ven claro y como el ciego del camino piden luz, quienes no están cerrados en sí mismos y saben apreciar el valor del testimonio vivencial de un hermano, venga de donde venga. Esto nos da una idea casi exacta del ambiente de este libro que no es un estudio de eclesiología, sino unas reflexiones, en voz alta, de cómo piensan muchos católicos responsables. El autor es uno de éstos y propone las claves de Ia nueva iglesia en ki fe en Jesús, en Ui actualización del recuerdo, en profetizar el proyecto y en vivir en comunión. Busca el sentido de Ia vida en Dios, desconoce dónde pueda enmarcarlo, porque se resiste a ser cuadriculado, se Ie escapa, aunque está inmerso en toda razón y sin-razón del hombre y por ello da sentido a todo. Jesús es Ia luz que conduce y abre Ia senda. La iglesia no es más que su prolongación, pero, por desgracia, ésta se pierde en muchas ocasiones o se entretiene en cuestiones que no son de su incumbencia, esto está ocasionando que muchos abandonen y que otros se mantengan, pero sin poseer vida alguna. Hace un breve recorrido de Ia actuación de Ia iglesia y no condena por condenar, Io que exige es una mayor flexibilidad y elasticidad, esto lleva a un compromiso más eflcaz con el hombre concreto, con su tiempo y con su cultura. Quiere una iglesia que se haga en cada momento, que fundamentada en el recuerdo, dé vida en todo tiempo y lugar. Una vez que se ha encontrado a Jesús, las instituciones sólo son medios que ayudan a caminar y las estructuras sólo valen en Ia medida estricta en que concurren al anuncio y a Ia profecía de ese mundo nuevo que el evangelio llama reino. El autor no es ningún amargado de su fe, sino un responsable que conoce el movimiento de Ia iglesia y Ia vida del
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