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MYSTERlUM FIDEI
por LUlS ARIAS
Fe y Teología ocupan con frecuencia las columnas de los periódicos, las pantallas de Ia televisión y los noticiarios de Ia radio. El factor actualidad llegó a ser noticia una mañana otoñal en Roma, 11 de septiembre de 1965. Los corresponsales de prensa reciben una nota del Vaticano: el Papa va a publicar un importante documento acerca de Ia Eucaristía. Los iniciados creen saber que en Ia encíclica se denuncian y condenan ciertas teorías avanzadas de teólogos perteneciente a determinadas áreas nacionales. El Frankfurter Allgemeine Zeitung señala en Ia lista de los descarriados a belgas y holandeses, y el Catholic Herald incluye además a ingleses y alemanes. Es lógico, ]a curiosidad periodística husmea objetivos marginales, aunque debemos admitir con toda lealtad que Ia encíclica es un clarinazo de alerta contra posibles desviaciones en Ia fe. El problema pudo plantearse, y de hecho se planteó en Bélgica, Holanda o Inglaterra, pero el Papa dirige su escrito a toda Ia cristiandad. Prudente y avisado no da nombres, señala peligros. Tiene presente el consejo del gran obispo de Hipona y combate el error, pero silencia a los que yerran.
AMBIENTACION DE LA ENCÍCLICA.
Controversias en torno a Ia presencia real y a Ia transubstanciación eucarística han existido en Ia historia de los dogmas. Las tendencias actuales no niegan el dogma, tratan de vivirlo de una manera más existencial, en expresión de Schillebeeckx, revalorizando Ia teoría del signo sacramental en un orden filosófico menos aristotélico. Conviene también valorizar el modo propio de Ia presencia real de Cristo en Ia eucaristía en el marco del pensamiento bíblico y patrístico. Pero ¿dónde localizar estas nuevas tendencias eucarísticas? Desde luego en Bélgica, Holanda e Inglaterra. Es J. D. Bacciochi, en Presence reélle et transubstantiation, publicado en Ia revista ecuménica «Irénikon», 32 (1959) 139-161, el primero en utilizar Ia palabra transfinalización; el belga A. van
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