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RECENSIONES
jACQüEs DUPONT, O. S. B., Les Béatitudes. Le problème littéraire. Le deux versions du sermon de Ia montagne et les Béatitudes. Nouvelle édition entièrement refondue. Bruges. Abbade de Saint André-Louvain, E. Nauwelaerts, 1958.—388 p., 4.'. 300 fr. beig. 6 dólares. La nueva edición de Ia obra de Dom Dupont se limita al problema literario, previo al comentario de las Bienaventuranzas, que formará el segundo volumen. Cuando se estudia Ia composición de los Evangelios Sinópticos, es ordinario que se dé Ia solución general de que los evangelistas utilizan documentos escritos, que cada uno modifica según sus fines particulares. Con esto se quiere dar una explicación general del problema sinóptico, que nos presenta el texto evangélico, en el que abundan las semejanzas como las diferencias del mismo. Y esto cuando los evangelistas nos refieren las palabras del Señor. El problema resultaria insoluble en Ia hipótesis de una concepción material de Ia inspiración, hipótesis que nos impedirla aceptar el hecho de Ia libertad con que los evangelistas nos refieren palabras que el Señor pronunció una sola vez, por ejemplo, las de Ia consagración eucarística, las cuales parece que se debían conservar de una manera más fija, a causa de Ia repetición cotidiana en Ia liturgia. Guiado por este criterio de Ia libertad, que el Espiritu Santo concede a los evangelistas en Ia redacción de sus obras, Dom Dupont aborda el problema literario de las Bienaventuranzas, y, como estas encabezan el Sermón del Monte en San Mateo V-VlI y San Lucas, VI, 20-49, comienza por el análisis del Sermón en ambos evangelistas, estudiando Io que es común a ambos y Io que es propio de cada uno. Supuesto que ambos hayan usado el mismo texto, deduce de aquí Ia labor redaccional de cada evangelista, cómo San Mateo mira a completar las partes del Sermón con materiales análogos, pero pronunciados en diferentes ocasiones. En el mismo principio se apoya para explicar las omisiones y las correcciones del texto, que ambos hagiógrafos tienen a Ia vista, según su particular propósito. La conclusión general, que de este minucioso análisis se infiere, es Ia gran libertad que el Espíritu Santo concede a los instrumentos de su palabra, cuando se proponen reproducir fielmente Ia predicación y enseñanzas del divmo Maestro. TaI vez convendría, para hacerse mejor cargo de esto, observar Ia conducta de Ia Iglesia, regida también por el mismo Espíritu divino, en Ia reducción a Ia práctica de Ia doctrina evangélica. Ni vendría fuera de propósito Io que Santo Tomás escribe acerca de las Bienaventuranzas: «Notañdum quod hic ponuntur plura de beatitudinibus, sed numquam aliquis in verbis Domini posset ita subtiliter loqui, quod pertingeret ad propositum Domini». Lo que dice el Santo Doctor de las Bienaventuranzas se puede también decir del resto del Evangelio. Esta riqueza es Ia que explota Ia Iglesia en el cumplimiento de su misión evangelizadora, y ella es Ia que explica esa libertad de los evangelistas, que los lleva a esas variantes de los textos, dentro de Ia unidad substancial de Ia doctrina. Todo esto no ofrecerá dificultad a ningún teólogo o exégeta, cuando se expone en general; tampoco cuando se trata de reducir a unidad Ia primera bienaventuranza de San Mateo : «Bienaventurados los pobres de espíritu», y Ia de San Lucas : «Bienaventurados los pobres», y Ia otra: «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia», y Ia otra : «Bienaventurados los que tenéis hambre» ; pero habrá sin duda quien se niegue a considerar Ia bienaventuranza de los mansos como debida al propio evangelista, y más todavía las otras tres : Bienaventurados los misericordiosos, los limpios de corazón y los pacíficos, como formuladas por el mismo evangelista, naturalmente inspirándose en Ia predicación del Señor y por tanto reproduciendo fielmente sus enseñanzas. Y sin embargo, tales serían las conclusiones que Dom Dupont quiere
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