|
RECENSIO N ES
GROLLENBERG, Luc. H., O. P., Atlas de Ia Bible. Traduit et adapté du néerlandaise par René Beaupère, O. P. Préface de Roland De Vaux, O. P., Directeur de L'Ëcole Biblique et Archéologique Française de Jérusalem. Paris-Bruxelles, Elsevier, 1955.—157 p. 36 cm. Es agradable Ia misión de presentar una obra tan actual y perfecta como Ia que hemos anunciado. Por fortuna, van relegándose a Ia historia del pasado aquellos tiempos en que los exégetas católicos dirigían, como hipnotizados, sus miradas hacia las produccic.ies escrituristicas y orientalistas de los sabios del otro lado del Rin o del C'anal de Ia Mancha, con el peligro, denunciado por los Sumos Pontífices, de conceder a aquellas obras importancia excesiva hasta dejarse arrastrar por sus doc.trinas, no siempre bien fundadas y a veces disolventes. Los católicos han llevado a Ia práctica las consignas de León xni de especializarse en las diversas ramas del saber que rozan con el estudio de Ia Biblia. En el terreno de Ia geografía bíblica las producciones católicas son cada día más y mejores hasta el punto de competir, y aun superar, con las similares procedentes de otros campos. Concretamente, tocante a los atlantes bíblicos se ha llegado a una perfección y tecnicismo sorprendente con Ia obra del P. Grollenberg. En este libro se armonizan perfectamente los siguientes elementos : texto, mapas e ilustraciones. Basándose el autor en una imagen muy familiar a los profetas, ha considerado a Israel como una prometida que Dios ha escogido para sí, y de Ia cual exije fidelidad absoluta. Por otra parte, es considerado el pueblo elegido como el hijo predilecto y único que Yahvé ha rescatado. De ahi que, después de algunas nociones preliminares (ambiente geográfico, técnica de Ia geografía bíblica, investigaciones arqueológicas en Palestina, historia bíblica), hable el autor del período de formación y vida escondida del pueblo hebreo, cuya historia empieza con los patriarcas. Pasa luego a tratar de su juventud (salida de Egipto y establecimiento en Canaán), de su independencia, infidelidad y castigo, arrepentimiento, muerte y resurrección. Al hojear el libro salta a Ia vista que, en ¡a mente del autor, no constituye el texto su objeto primario, sino más bien un recurso y un acompañamiento útil y aun necesario de las ilustraciones, que se multiplican profusamente a Io largo de toda Ia obra. De ahí se explica el predominio de las páginas ilustradas sobre las reservadas al texto. Sin embargo, las noticias arqueológicas, históricas y geográficas que aporta el autor revelan en él un sano criterio exegético y una erudición amplia y sólida a Ia vez. Se podrá discutir el enjuiciamiento de este o aquel hecho, aceptar o no una fecha histórica determinada, pero nadie negará en el P. Grollenberg una gran capacidad de síntesis y un gran acierto en Ia elección de los hechos que pueden considerarse como capitales en Ia historia del pueblo hebreo y de los pueblos gentiles circunvecinos. Figuran en Ia obra treinta y cinco mapas, además de un par a dos páginas en el interior de Ia cubierta del principio y final del libro. No crea el lector que nos hallamos frente a los consabidos mapas con el relieve físico de Palestina, sus divisiones políticas, emplazamiento de ciudades, sino que, por un juego de colores y símbolos, por Ia inserción en los mismos de signos convencionales y diversas leyendas, en letras rojas, que aluden al hecho histórico que se desarrolló en un lugar determinado, se da vida a cada uno de los mismos y se les confiere alto valor histórico. Tomamos al azar el mapa que figura en Ia pág. 104, relativo a Ia geografía del libro de los Macabeos. Una gama de siete colores indica los niveles sobre el nivel del mar de los territorios de Palestina. Por el empleo de tres clases de flechas (una de color negro, otras dos de color ro]o, con línea continua o punteada) se indican, respectivamente, los avances de los ejércitos de los Seléucidas, de los de Judas Macabeo y las operaciones bélicas que sucedieron a su muerte. Junto al emplazamiento geográfico en que tuvo lugar algún hecho de armas se halla una inscripción en letras rojas que Io recuerda en breves palabras.
|