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DOCUMENTOS
UN TEOSOFO ESCRIBE A UNAMUNO
Entre Ia abundante correspondencia recibida por Unamuno que se conserva en el archivo de Ia Casa-Museo que lleva su nombre en Salamanca, nos sorprenden las piezas más variopintas: Desde cartas de jovencitas de Ia buena sociedad bonaerense que Ie piden una postal con su firma hasta las de personas angustiadas que Ie piden ayuda en algún proceso; misivas de recomendación para algún estudiante universitario o el anuncio del envío por tren de un par de pollos de regalo, regalo de admirador. No faltan adhesiones, pésames, felicitaciones y, sobre todo, comentarios de su obra escrita, sea de algún nuevo libro, sea de algún artículo volandero de periódico. Entre esas cartas hemos hallado las de un teósofo; al menos se presenta como tal. Ninguna información hemos podido obtener acerca de su persona fuera de Ia que se deduce de las cartas mismas. Vivía en Bilbao, era un dependiente de los Seguros La Polar e hijo de francés y así Io denota su apellido Fermaud. Consta que leía libros esotéricos de Ia India y a Spencer, así como Ia revista teosòfica española «Sophia». Algo más debía leer a juzgar por las ideas que explaya en sus cartas. Se autocalifica de poco sociable, se siente extraño entre los demás, es amigo de Ia soledad y de ir al monte con algún libro bajo el brazo, huye de Ia gente. Probablemente era hombre de convicciones muy firmes y ellas Ie apartaban de Ia vulgaridad de los mortales. Conocía al amigo bilbaíno de Unamuno, Eguileor. Amaba hablar con Dios y con Ia naturaleza, su obra, y era enemigo de honores y publicidad. Es todo Io que de él podemos decir.
El punto de arranque de su primera carta, del 2 de noviembre de 1905, es Ia lectura de dos obras de Unamuno: «En torno al casticismo y Vida de Don Quijote y Sancho». En Ia primera Ie han llamado Ia atención «las páginas tan desconsoladoras sobre el marasmo de España»; en Ia segunda las «proféticas consideraciones» que hace sobre Ia característica devoción española a Ia Inmaculada. Ello Ie empuja a tratar sobre los elementos del estado de alma, colectivo o individual, formado por capas acumuladas, elementos que están sometidos al
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