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RECENSIONES
Miguel de Unamuno. Edición de A. Sánchez-Barbudo (Madrid, Taurus edic., 1974) 399 pp. La colección, El escritor y te crítica, dirigida por R. Gullón en Ia editorial Taurus, se propone dar a conocer a grandes ensayistas a través de Ia crítica que ha merecido de otros escritores. A Miguel de Unamuno Ie presenta en esta colección A. SánchezBarbudo, conocido unamunista, quien ha distribuido esta colección de artículos en cuatro apartados: Unamuno y nosotros, Unamuno y su filosofía, las novelas, el teatro. En Ia introducción A. Sánchez-Barbudo anota que sobre Ia filosofía y teología de Unamuno, sobre su sistema o falta de él, se ha escrito mucho. Sobre sus creencias o falta de creencias, demasiado. Pero faltan estudios sobre las obras literarias de Unamuno, consideradas éstas como literatura. No compartimos, con todo, este juicio. Pese a los serios estudios en los que Ia silueta filosófica de Unamuno queda bien delineada, pensamos que todavía hay temas importantes y significativos de su filosofía apenas esbozados. En teología Ia situación es peor. Se ha escrito poco y casi siempre de un modo ladeado e ininteligente. Por Io que toca a esta colección de artículos, baste elencar los nombres del índice para advertir su significación en Ia vida intelectual. Citemos los principales: Ortega, Marías, Ferrater Mora, Aranguren, A. Machado, Sánchez-Barbudo, Morón Arroyo, A. Parker, C. Qavería, Blanco Aguinaga, Harriet S. Stevens, Felipe Vivanco, R. Gullón. Bastantes son escritos de ocasión, que pueden iniciar en el conocimiento de Ia personalidad de Unamuno, pero que enriquecen muy poco al que haya manejado algo en serio su obra. En esta ocasión, Ia más desafortunada quizá sea Ia filosofía. Y esto hay que decirlo pese a los grandes nombres que firman. Pero ninguno entra con seriedad en tema, ni, por Io mismo, da una aportación ulterior a Io ya sabido. El estudio, sin embargo, de C. Morón Arroyo nos parece una excepción. Analiza Ia relación mental de Unamuno respecto de Hegel. Ve en ella cierta evolución que va desde Ia estima hacia el mismo, cuando aprendía alemán leyendo su Lógica, hasta el bronco rechazo, al combatir el principio hegeliano de que todo Io racional es real y todo Io real es racional. Algunos otros estudios sobre las novelas y el teatro también entran a fondo en el tema. Pero ya son marginales a nuestra preocupación por te temática filosófica, a Ia cual, ciertamente, aclaran y completan. E. Rivera de Ventosa J. Camón Aznar, El ser en el espíritu (Madrid, Edit. Gredos, 1959) 318 pp. Al terminar Ia lectura de este libro una pregunta se hace el espíritu reflexivo: ¿nos hallamos ante un ensayo sobre metafísica; es una extrapolación de un crítico de arte al trasfondo ideológico que traspira todo artista en sus producciones; es una reflexión de un cristiano azorado ante los grandes problemas de Dios y de Ia existencia; es un intento de darnos una nueva visión deI cosmos? Formulamos Ia pregunta de otro modo: ¿es este un estudio en el que se dan cita el metafísico, el esteta, el teólogo, el místico y hasta el gnóstico? Es innegable, a nuestro juicio, que toda esta amalgama de saberes toman parte en Ia obra. De aquí Ia difícil unidad de Ia misma, pese a girar en torno a dos ideas fundamentales: el tiempo teocéntrico y el teocentrismo. El tema del tiempo es obsesión en nuestro gran crítico de arte. DeI campo del arte ha trasvasado este interesante tema a Ia visión cósmica. Y ciertamente que en ocasiones ha logrado plasmar en fórmulas logradas Io que ya es interpretación histórica, admitida por los investigadores más iluminados. Citamos una por vía de ejemplo: "La
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