|
CARTA APOSTOLICA, "MOTU PROPRIO", DE PABLO VI, POR LA QUE SE CAMBIA EL NOMBRE Y ESTRUCTURA DE LA SAGRADA CONGREGACIÓN DEL SANTO OFICIO
A Io largo del curso de los siglos, y a través de las vicisitudes de Ia Humanidad, los romanos pontífices, y el episcopado a una con ellos, de tal forma han conservado y guardado el depósito de Ia religión revelada a ellos y confiada por voluntad divina, que Io han transmitido íntegro, intacto, hasta nuestros días, auxiliados por Ia ayuda de Io Alto y actuando a través de ellos el Espíritu Santo, que es como el alma del Cuerpo místico de Cristo. Ahora bien, Ia Iglesia, que ha sido instituida por voluntad divina, y que maneja cosas divinas, está compuesta de hombres y lleva a cabo su misión en medio de los hombres; por ello, para mejor desempeñar su cometido, en vista de Ia versatilidad de Io temporal y del modo de vida humano, ha empleado diversos medios, para resolver tantos y tan grandes problemas, a los que no podían atender por sí mismos ni los rumanos pontífices ni los obispos, enteramente solicitados por innumerables preocupaciones. La Curia, institución administrativa, surgió debido a estas circunstancias; a ella se Ie confió Ia misión de proporcionar a Ia Iglesia una administración más adecuada, para guardar Ia observancia de las leyes ya instituidas, favorecer nuevas normas, que pudiesen conducir a Ia consecución de los fines de Ia Iglesia, y resolver controversias demasiado abundantes. No es, por tanto, de extrañar que, con el cambio de las circunstancias, se transformen también algunas instituciones de este tipo; en efecto, anteteriormente, y en diversas ocasiones, los romanos pontífices, predecesores nuestros, han procurado que Ia estructura de Ia Curia romana sufriera las oportunas reformas; son dignos de mencionar, por ser de interés, a este respecto, las constituciones "Inmensae Aeterni Dei", de Sixto V, y "Sapienti Consilio", de San Pío X, cuyas orientaciones recogió íntegramente el Código de Derecho canónico. Sin embargo, después de estas constituciones, incluso después de Ia promulgación del Código, han cambiado las circunstancias, como Nos mismo afirmábamos en Ia alocución a los excelentísimos cardenales y ministros de Ia Curia romana, el 21 de septiembre de 1963. Considerada Ia situación, con el consejo y sugerencias de nuestros hermanos los cardenales, decretamos que se elaborase Ia reforma de Ia Curia. Sin duda alguna se ha de comenzar por Ia Congregación del Santo Oficio, que tiene confiados Ia mayor parte de los asuntos de Ia Curia romana, como es Ia doctrina relacionada con Ia fe y costumbres, y las causas íntimamente ligadas con esta doctrina.
|