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Salmanticensis 60 (2013) 7-16
“Laudatio” del Dr. J. R. Flecha Andrés en su “ultima lectio” (1-vi-2012)
Antonio Trobajo Díaz
Centro S. de Estudios Teológicos León
Como obrero de la hora undécima (y no les cuento cómo ha sido la historia) asumo con satisfacción personal y con una pizca de estremecimiento el encargo de pronunciar esta laudatio de quien es para servidor no sé si más copresbítero que colega de enseñanza, más admirado que querido, más compañero que amigo, D. José Román Flecha Andrés1, en esta hora crucial de su vida, cuando el reconocimiento de los emeritajes no deja de ser una diplomática y elegante manera de meter a uno por vía muerta, dicho sea en jerga ferroviaria, tan querida de D. José Román. Las herramientas para fabricar esta laudatio se las facilita a uno el hecho de haber compartido trabajos durante varios lustros en el seno de nuestra Iglesia particular, suya y mía, de León. Y he dicho los trabajos, que no fatigas, porque cuando uno es joven puede con todo, menos con el pecado, que es a menudo y de mil formas el que puede con nosotros, como de hecho habrá ocurrido cuando, individual o compartidamente, incurrimos en lo que los expertos en ascética y en cuquería clerical llaman peccata iuventutis. Estas circunstancias justifican, creo que suficientemente, la singularidad de esta laudatio por lo que se refiere tanto a la elección del laudator,
1 Datos bio-bibliográficos se pueden consultar en Vicesecretaría para la Información de la Conferencia Episcopal Española, Mil nombres en la Iglesia de España, Madrid 1987, p. 227; y Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española, Mil nombres de la Iglesia en España, Madrid 2002, pp. 206-207. Y de forma más completa, especialmente por lo que hace a la bibliografía, en F. J. Andrades-M. A. Pena-A. Galindo, Razones para vivir y razones para esperar. Homenaje al prof. Dr. D. José-Román Flecha Andrés, Salamanca 2012, pp. 15-51.
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