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ESTUDIOS
Salmanticensis 52 (2005) 421-447
LITERATURA E HISTORIA
Parece innecesario justificar la conveniencia de que la Teología preste atención a los progresos hechos por las diferentes ciencias que se ocupan de los fenómenos lingüísticos. Pero no es fácil cumplir esa tarea. El siglo XX ha conocido un considerable incremento del interés por el lenguaje. En él nacieron o cobraron auge disciplinas como la Lingüística, la Filosofía del Lenguaje o la Teoría de la Literatura. El desarrollo de la Hermenéutica acredita por sí solo que lo concerniente a la comprensión del significado ha adquirido en la pasada centuria un protagonismo excepcional. Aunque vinculadas entre sí, cada una de las materias enumeradas plantea sus propias cuestiones y acoge debates entre propuestas enfrentadas. Se origina así un abigarrado panorama de ideas que desorienta a quien desea introducirse en él. Las exposiciones teóricas sobre metodología de la Exégesis bíblica se ven expuestas a esta situación y, ocasionalmente, son víctimas de ella. Entonces, bien sea por una actualización insuficiente, bien por un empleo poco depurado del utillaje conceptual o terminológico, dan lugar a equívocos que redundan en perjuicio de los trabajos exegéticos y llegan a confundir a quienes se inician en el estudio de la Sagrada Escritura. En las páginas que siguen me propongo ofrecer un mapa de algunas conclusiones obtenidas por la Lingüística del siglo XX que inciden de manera particular en la tarea de interpretación de textos. Se trata sólo de un compendio que resume ideas clave. En las notas suministro las referencias bibliográficas necesarias para ampliar los contenidos de este trabajo, que tiene por única pretensión exponer clara y orgánicamente nociones cuyo conocimiento es indispensable para una buena práctica exegética en los comienzos del siglo XXI.
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