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El Alain de Lille que conocemos sigue siendo Alain de Lille1
Francisco Pejenaute Rubio Universidad de Oviedo
Alain de Lille (1128-1203), conocido como “Doctor universal”, pertenece, de lleno, al s. XII, del que es una de las figuras más representativas en el campo de la cultura, un siglo en el que, a su lado, encontramos figuras tan sobresalientes como Pedro Alfonso, Pedro Abelardo, Bernardo de Claraval, Hugo el Primate, Hildegarda de Bingen, José Escano, Juan de Salisburuy, el Archipoeta, Bernardo de Morlain, Andrés el Capellán, Nigel de Longchamp (= Nigellus Wireker), Gautier de Châtillon, Gualter Map, etc. La Patrología Latina le dedica todo su Tomo 210, en el que, si es verdad que no todas las obras que aparecen son de Alain, también se da el caso de que hay obras reconocidas como suyas no recogidas en la benemérita colección. Palemon Glorieux2 hace constar que, a lo largo de los años se le han venido atribuyendo a Alain nada menos que 92 obras. El autor piensa que el incremento de obras atribuidas a Alain se debe a diversas causas: en primer lugar a la exis1 El presente trabajo, aligerado de notas y de diversas referencias, fue presentado como Comunicación en las XVIII Jornadas de Filología Clásica, celebradas en el Departamento de Filología Clásica y Románica de la Universidad de Oviedo (21-23 de abril de 2009). 2 “Alain de Lille: problèmes d’édition”, en Alain de Lille, Gautier de Châtillon, Jakemart Giélée. Textes réunis par H. Roussel et F. Suard, «Actes du Colloque de Lille», Octobre 1978. Lille, 1980, págs. 77-81, en p. 77.
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