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DERECHOS DE LA IGLESIA EN MATERIA DE ENSEÑANZA Se impone para comenzar una observación previa. El tema de Ia enseñanza ha sido estudiadísimo; los documentos magisteriales, tanto pontificios como españoles, son muy abundantes y Ia bibliografía es inmensa. El hombre nace solo en parte, porque otra parte del hombre no nace sino que se hace. Lo que en el hombre nace es el resultado de su herencia biológica que configurará toda su vida: Io que se hace es producto de Ia influencia ambiental, de Ia que forma parte muy importante Ia acción educadora. Uno y otro elemento se entrecruzan y se influyen mutuamente en Ia vida de cada individuo. La eficacia de Ia educación en ese sector del hombre que se hace, no por tópica es menos verdadera. Y es igualmente un tópico pleno de verdad que las generaciones hechas quieren dejar detrás de sí otras generaciones semejantes, entregándoles su depósito de valores lentamente adquiridos. La educación es tradición, base de Ia permanencia y catapulta del progreso. Lo difícil no es indicar los campos de Ia cultura y de Ia vida en los que se manifiesta el interés por Ia tradición y Ia enseñanza. Lo difícil sería señalar los que son ajenos a esa preocupación. Por eso hay que comenzar diciendo que en las líneas que siguen sólo se pretende reflexionar acerca del número 61 del Documento episcopal sobre Ia Iglesia y Ia comunidad política, a sabiendas de que los planteamientos aquí discutidos serán parciales y de limitado horizonte.
EDUCAR
El Documento intitula el párrafo que debemos comentar "Derechos de Ia Iglesia en materia de enseñanza" (n. 61). No se trata sólo de enseñanza, sino de "educación", de "formación religiosa", términos que el Documento emplea unas líneas más abajo. Enseñanza y educación no son términos intercambiables ya que Io primero puede existir sin Io segundo, sobre todo en Ia edad adulta. De hecho, sin embargo, el que enseña educa y en un aprendizaje cualquiera explícitamente o implícitamente van incluidos elementos educativos. Si Ia Iglesia en sus documentos se preocupa del problema de Ia enseñanza y reclama sus derechos al respecto, es porque sabe que en nuestras realidades fácticas el hombre se educa aprendiendo y que Ia organización de Ia enseñanza es Ia organización de Ia educación '.
1 Los dos principales documentos del Magisterio son Ia Encíclica de Pío XI Divini illius Magistri, 31 dic. 1939 (AAS 22-1930-48 ss.) y Ia Declaración Gravis-
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