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EL METODO TEOLOGICO DESPUES DEL CONCILIO VATICANO II
por V. RODRlGUEZ, O. P.
Aunque para los incipientes Ia cuestión de método u orientación de procedimiento es disciplinarmente previa, históricamente es más bien término, resultado de reflexión sobre los pasos en el quehacer científico, en orden a facilitar los siguientes. Por eso quienes mas saben de método son los que más y mejor han recorrido ya el camino. Los mejores trazados metodológicos que nos ha dejado Santo Tomás son de sus tiempos de madurez (Cf. v. gr., Summa Theok>giae, pról. y 1 p. q. 1, a. 8; II Contra Gentiles, c. 4; In Boetium De Trinitate, pról. y In Prooemium). Entre tanto «addiscentem oportet credere», porque tan ingenuo o inútil sería fijarse un método previamente y desde fuera, como lanzarse a andar sin él, para «hacer el camino andando», cerrando los ojos a las indicaciones habidas. En nuestro tiempo conciliar y postconciliar, de llegada o término en muchas cosas, y de partida renovadora en el campo teológico en otras, hacia una mayor plenitud en el saber, es natural que Ia cuestión del método teológico sea quizá Ia cuestión número uno de las teológicas especulativas. El «problema teológico» vuelve a ser el de Ia Teología misma. 1. Las dos coordenadas del método teológico. A mi entender Ia cuestión del método teológico es inseparable de Ia cuestión de Ia naturaleza de Ia Teología; es una de sus propiedades dinámicas: el cómo de su fieri. DeI concepto que se tenga de Ia Teología en su estructuración gnoseológica y temática resultarán las directrices me-
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