|
LA SEPARACIÓN DE LA IGLESIA Y EL ESTADO EN LA CONSTITUCIÓN DE 1931 Desde el punto de vista meramente teórico, es indudable que el régimen de cultos imperante en Francia, anterior a Ia ley de separación (ley de 9 de diciembre de 1905), era contrario al principio de Ia libertad religiosa y de Ia libertad de opinión, y aun al principio de igualdad de los ciudadanos ante Ia ley. Los ministros del culto católico, protestante e israelita percibían retribución con cargo al presupuesto estatal, y el Estado participaba en Ia designación y distribución de su personal. Podía preguntarse, sin embargo, si fue oportuno entonces establecer una separación completa y absoluta entre el Estado y Ia Iglesia. Pero si las circunstancias precipitaron el desenlace, no fueron en realidad más que Ia causa ocasional de Ia separación del Estado francés y Ia Iglesia católica. La causa verdadera y profunda era otra. La separación debía verificarse necesariamente, más pronto o más tarde. El régimen de concordato había venido a ser incompatible con el punto de evolución histórica a que habían llegado el Estado francés, por una parte, y Ia Iglesia católica por otra '. La dura protesta y condenación del papa Pío X, en su encíclica Vehementer Nos, de 11 de febrero de 1906, dio nuevos argumentos a los católicos frente a los intentos de separación en diversos países2. La separación había sido una vieja aspiración de buena parte de Ia izquierda española. Ya Pi y Margall Ia había hecho pública en las Cortes de 18693. El proyecto de ley del ministro de justicia republicano, José Moreno Rodríguez, del 1 de agosto de 1873, no pasó de ser un proyecto. Los obispos es1 Puede verse, entre Ia abundante bibliografía, LEÓN DuGuix: Manual de Derecho Constitucional, Madrid, 1929, pp. 251-261, y A. LATREiLLE-R. RÉMOND: Histoire du Catholicisme en France: La période contemporaine, Paris, 1962, 455-555. 2 Ver, por ejemplo, en Ia revista "La Cruz", además de los documentos pontificios, varios trabajos sobre el tema, en Ia misma línea de Ia encíclica pontificia: año 1906, tomo I, pp. 54-57, 157-171, 171-174, y tomo II, pp. 228-257, 258-265, 339-349, 358-369, 447-467, 471-474, 552-554. Una muestra de cómo reaccionaban los obispos españoles ante Ia posibilidad de Ia separación en nuestro país, Ia tenemos en Ia pastoral del obispo de Santander del 12 de octubre de ese mismo año, quien, ante Ia noticia de que Ia Diputación de Madrid se ha dirigido a todas las demás explorando su voluntad para pedir aquí Ia separación de Ia Iglesia y el Estado, escribe cosas como ésta: "La separación de Ia Iglesia y el Estado, en un país católico como España, no sería otra cosa que suma ingratitud e iniquidad, que precipitaría a Ia nación en Ia más espantosa3 ruina". Ibid., p. 501. Ver mi trabajo Intentos de separación de Ia Iglesia y el Estado en España, en "Scriptorium Victoriense", 19 (1972) 294-332, y mi librito Separación de Ia Iglesia y el Estado en España, Madrid, 1977.
|