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Trasfondo exegético de Ia himnología latina cristiana
La poesía latina cristiana, aunque tiene manifestaciones anteriores, como Ia obra de Comodiano en el s. III, alcanza su plenitud y produce sus obras más características en el s. IV, y no precisamente en Ia épica bíblica, que parafrasea en hexámetros los relatos del Antiguo o del Nuevo Testamento, sino ante todo en los himnos. San Agustín en su comentario del salmo 148 define los himnos con estas palabras: Laus Dei in cántico hymnus dicitur1; y en el del salmo siguiente insiste en que son tres los elementos que Io constituyen: alabanza, canto, y Dios como objeto de ambos: Hymni cantiis sunt continentes laudem Dei: si sit laus et non sit Dei, non est hymnus; si sit laus Dei et non cantetur, non est hymnus. Oportet ergo, ut sit hymnus, habeat haec tria: et laudem et Dei et canticum2. La forma del himno, sin embargo, se remontaba a Ia antigua literatura griega, de Ia que pasa a Ia literatura griega cristiana, y a Ia liturgia de Ia iglesia griega, de Ia que Io tomaron tanto Ia literatura como Ia liturgia latinas. Para Ia comprensión de esta himnodia latina, que, tras algunas tentativas en prosa ya desde el s. III, se afianza como forma litúrgica y poética en el s. IV gracias a San Hilario y sobre todo a San Ambrosio, se han formulado varias teorías o tendencias de interpretación 3 . Hay en primer lugar una perspectiva clasicista, que acentúa en ella las características propias de Ia tradición poética romana. Es evidente que las obras de los autores latinos cristianos son en pri1 Aug., lnpsalm. 148, 17. 2 lbidem 149. 3 Las principales las resume J. Fontaine en su artículo «L'apport de Ia tradition poétique romaine à Ia formation de l'hymnodie latine chrétienne» en Etudes sur Ia poésie latine tardive: D'Ausone à Prudence, París 1980, 146-183, 153-160.
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