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La perturbación mental expresada con 4>Qevec y Atavía en las tragedias de Eurípides
Eurípides es el tereero de los grandes trágicos que introduce el tema de las perturbaciones mentales en Ia textura dramática de sus obras. Como hemos señalado, a propósito de Esquilo 1 y Sófocles2, las perturbaciones rnentales aparecen en Ia mayoría de las obras trágicas como una constante de Ia trama. En cuanto a Ia obra euripidea, podemos afirmar que es el verdadero leit-motiv de tres de sus grandes obras: Bacantes, Orestes y Heracles. En Ia etiología de estas perturbaciones confluyen elementos y conflictos de diversa naturaleza: anímicos, religiosos, socio-políticos, etc., que envuelven a los personajes en una trama que en el proceso de Ia acción se hace cada vez más inextricable, y que, en el fondo, como en un espejo, se reflejan las grandes y trascendentales cuestiones del hombre: su soledad, su impotencia o insignificancia, su propia existencia y, sobre todo, su relación de dependencia en el cosmos, de Io humano y de Io divino, de su propio Yo y de su entorno ancestral y contemporáneo. Atrapado en esta compleja red de su existencia, el personaje sólo encuentra su liberación final con el suicidio. Pero dejemos a Ia perspicacia y sutileza del psicólogo esta parcela. Nosotros nos ceñiremos al aspecto filológico de Ia terminología utilizada por el poeta para designar las diversas situaciones de perturbación mental en sus personajes. Señalemos que Eurípides sigue el camino trazado por sus antecesores Esquilo
1 Cf. «El campo semántico de las perturbaciones mentales en Ia Tragedia griega: Esquilo», en Quaderns de Filología, Homenatge a José Belloch Zimmermann, Universitat de Valencia 1988. 259. 2 Cf. «El campo semántico de las perturbaciones mentales en Ia Tragedia griega: Sófocles», en Quaderns de Filología, Homenatge a José Esteve Forriols, Universitat de Valencia 1990. 259.
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