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Títiro y Melibeo en el bimilenario de Virgilio
Salamanca no podía faltar a Ia cita con el segundo milenario de Ia muerte de Publio Virgilio Marón. Aqul estamos, pues, todos prestos a repetir las inmortales palabras de Dante Alighieri, que hace de él su maestro y gula por las regiones de ultratumba: Onorate l'altissimo poeta1. Muy pocos versos antes a, Virgilio habla al florentino de cómo vio llegar a Cristo a los infiernos para sacar de las sombras a los patriarcas del Antiguo Testamento:
Io era nuovo in questo stato quando ci vidi venire un possente con segno di vittoria coronato.
Y mi edición de cabecera, llamémosla así, de Ia Comedia, que, por no ser yo especialista en Ia materia, es una corriente, Ia vetérrima, pero también útilísima de Ia Società Dantesca Italiana, anota al pie candidamente3: Vi era da poco più che cinquanta anni, essendo morto il 22 settembre del 19 a.C.; e cinquanta anni non sono nulla appetto all' eternità. Tiene razón el comentarista: del 19 a.C. al 33 d.C. transcurren solamente cincuenta y dos años, Io cual verdaderamente no es nada. Ahí, en fin, está Ia fecha. Nos hemos retrasado solamente seis meses menos cinco días; pero también es posible que nos hayamos adelantado en más de un semestre. Parece, en efecto, que comienza a divulgarse el hecho perogrullesco de que, según apunté hace varios años con motivo del centenario de Zenón el estoico4, en estas conmemoraciones
3 Dante Alighieri. La Divina Commedia, 20 ed. (Milán 1969) 30. 4 M. Fernández-Galiano, 'Un centenario «al revés»: el de Zenón', en Rev. Occ., 27 (1969) 95-102.
1 Inf, 4, 80. 2 lnt. 4, 52-54.
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