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Teoría de Ia traducción en la antigüedad latina
Las primeras «reflexiones» sobre el arte de traducir las encontramos en Roma y sólo a mediados del s. i a.C. En efecto, los gramáticos hindúes, como Panini (ca. 300 a.C.), analizaron con extremada perfección su lengua, pero no se interesaron por comparar el sánscrito con un idioma tan afín como el iranio, ni tampoco con el griego después de Ia conquista de Alejandro Magno en 327 a.C. Los helénicos, a su vez, estuvieron en contacto con una multitud de pueblos en razón de sus colonias marítimas o mediterráneas, pero sólo les preocupó conocer las lenguas extranjeras con fines comerciales. Estudiaron muy bien sus propios dialectos, pero por mirar en menos las otras culturas no les interesó traducir textos literarios como el «Avesta» o poemas épicos hindúes como el «Mahabarata» y el «Ramayana» '. Roma fue culturalmente colonizada por Ia civilización helenística y por Ia civilización helénica a través de ésta. Posiblemente Ia más antigua traducción latina de una obra literaria griega sea Ia «Odisea» de Liuius Andronicus en 264 a.C. En cambio las primeras reflexiones sobre Ia técnica del traducir parecen ser Io que al fin de sus días escribió Cicerón a manera de prólogo para su versión latina de los discursos de Demóstenes y de Esquines «Sobre Ia corona». Esta traducción, realizada en 47^6 a.C., se perdió en Io que a discursos se refiere, pero nos quedó el prólogo bajo el título de «De óptimo genere oratorum» 2.
1 A. Meillet, Introduction à l'étude comparative des langues indoeuropéennes (Paris 1949) 453-454. 2 Cicerón, L'Orateur, Du meilleur genre d'orateurs (ed. A. Yon, col. «Belles Lettres», Paris 1964) 110-117.
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