|
LA ANTITEOmA Y LA FILOSOFUV DEL RENACDVIIENTO
Hay una tendencia en Ia ética contemporánea hacia Io que se ha llamado Ia antiteoría. Perceptible en pensadores tan dispares como Aranguren 1, Williams 2, y Toulmin 3, Ia antiteoría propone delimitar y reducir sustancialmente el papel de Ia teoría ética para que Ia práctica de Ia ética, Ia ética como vivencia, empiece a destacar. Como dice Aranguren,
«Debe, pues, distinguirse entre una ethica docens o filosofía moral elaborada y una ethica utens o "moral vivida". Esta ethica utens o consideración prefilosófica de Ia moral es también primordial y principal, hasta el punto de que Heidegger ha podido afirmar que una tragedia de Sófocles nos dice más sobre Ia esencia de Ia ética que un libro de Ética»4.
Esta actitud antiteórica tiene que resultar provocativa, por supuesto, y por más de una razón. La antiteoría provoca porque, entre otras cosas, arroja luz inesperada sobre juicios críticos que se han tomado por sentado durante mucho tiempo. Uno de estos juicios canónicos es el de Ortega sobre el Renacimiento. Ortega denunció Ia «gran beatería» del siglo XiX y principios del XX, beatería que no distinguía el Renacimiento artístico quattro y cinquecentista del «otro Renacimiento, el de los humanistas y Erasmo» 5. El primero era realmente un renacimiento, afirmaba, mientras que el segundo era una "re-infetación", una regresión desde Ia condición de adulto al olvido fetal. Ortega encontraba Ia
1 Véase, por ejemplo, José Luis L. Aranguren, Etica, Madrid, Alianza Editorial, 1986. 2 Bernard Williams, Ethics and the Limits of Philosophy, London, Fontana Press, 1985. 3 Stephen Toulmin y Albert R. Jonsen, The Abuse of Casuistry, Berkeley, University of California Press, 1988. 4 Aranguren, p. 16. Cf. pp. 59-63, 311-12. 5 José Ortega y Gasset, Obras completas, Madrid, Revista de Occidente, 1962, VIII, p. 352.
|