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LA SOLIDARIDAD SEGUN JURGEN HABERMAS
No está de más empezar por recordar el significado de solidaridad, ya que esta palabra se ha convertido en un término de uso muy frecuente (acaso demasiado) en nuestro lenguaje corriente. Expresamos «solidaridad» incluso cuando antes dábamos el pésame o expresábamos el sentimiento de estar afectados por Ia situación dolorosa de una persona, el sentimiento de sentirnos cerca de ella y de acompañarla con nuestro sentimiento; en otros casos equivale a expresar una especie de adhesión a Ia causa en litigio y al grupo que Ia lucha, sin más consecuencias para el que se solidariza, y especialmente sin tomar ninguna responsabilidad, con Io cual Ia solidaridad se convierte efectivamente en una mera expresión de un sentimiento de simpatía. Esta extensión del uso del término va unida a una consecuente pérdida de significado. Seguramente hay una cierta proporcionalidad entre Ia ampliación del campo semántico con una reducción de Ia intensión significativa. Por esto creo que una historia del concepto nos podría recordar el significado propio, significado rico y programático. «Retornar el nombre de cada cosa», como profesaba Salvador Espriu l, no es un esfuerzo restaurador sino, en primer lugar, esclarecedor, ilustrador, acaso incluso revolucionario, ya que solamente Ia realidad puede ser fuente de liberación. El término «solidaridad», en el sentido que Ie damos hoy, es reciente, surge en el siglo XIX2 en los ambientes socialistas franceses. Pero su origen es jurídico, ya que deriva de Ia expresión latina in soHdurn, nombre de una conocida
1 S. Espriu. 'Inici de càntic en el temple, de Les cançons d'Ariadna, in Obres completes, ed. a cura de F. Vallverdú, vol. I; Poesía, tomo 1, Barcelona 1985, p. 146: «Però hem viscut per salvar-vos els mots, per retornar-vos el nom de cada cosa, perquè seguíssiu el recte camí d'accés al ple dominí de Ia terra». 2 Según S. Feilboten, 'Die Solidaritätsphilosophie in Frankreich', in Festschrift für WiIhelm Jerusalem, 1915, p. 65, Jean-Baptist Say (1767-1832, economista seguidor de A. Smith) es «el primero que constata una especie de "solidaridad" entre todos los hombres».
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