|
QUE «PHILOSOPHIA» PRACTICA AGUSTIN EN LOS «DIÁLOGOS» DE CASICIACO
«Vides in qua philosopMa quasi in portu navigem». (De beata vita, 1, 5). «Llegó el día en que de hecho me librara de la profesión de retórico, de Ia que en Ia decisión ya estaba libre. Y, en efecto, apartaste mi lengua de donde estaba ya apartado mi corazón, y te bendecía gozoso, encaminándome a Ia quinta con todos los míos. Lo que allí hice en el dominio de las letras, ya enderezadas a tu servicio, aunque todavía respiraban como en una pausa el ejercicio de Ia soberbia, Io atestiguan los libros que discutí con los presentes y conmigo mismo sólo ante ti» (Conf., IX, 4, 7). Ese pasaje de Confesiones (397) resume Ia disposición de Agustín (354-430) por el momento de su conversión (386), en cuanto al abandono de Ia profesión de retórico, a Ia ocupaoión en sus primeros escritos y al espíritu que informaba a los mismos. La quinta de Ia que se hace mención es Ia de Gasiciaco, en las cercaníac de Milán, que Verecundo, colega y ajnigo (aunque no cristiano), había puesto a su disposición *. En ella pasa Agustín, con algunos familiares y discípulos, el tiempo de preparación y espera hasta su bautismo. Este tendrá lugar en Ia vigilia pascual (24-25 de abril) de 387. La decisión de hacerse cristiano ocurre por el mes de julio del 386, poco antes de empezar las vacaciones vendimíales. Pasa éstas con el otoño e invierno en Ia indicada quinta, y aUí escribe los libros a los que se hace alusión, que son los cuatro siguientes: Contra Académicos, De beata vita, De ordine, Soliloquia. Son escritos que respiran serenidad y no dejan ver Ia angustia que, según el relato de las Confesiones (VIII, 8ss.), embarga a Agustín a Ia sazón2. En ellos aparece el intelectual, satisfecho de haber superado los
1 De ord., I, 2, 5; Confess., IX, 3, 5. 2 Sobre Ia diferencia de tono anúnico en los Diálogos respecto a Confesiones diremos algo en el texto. Los primeros respiran exultación; las Confesiones acentúan el drama. No obstante hay también pasajes indicadores en este segundo sentido en los Diálogos. De ord., I, 10, 29: «Nonne vos movet quibus vitiorum molibus atque imperitiae tenebris premamur et cooperiamur?... O si videritis, vel tam lippientibus oculis quam ego, in quibus periculis )aceamus, cuius morbi dementiam risus iste indicet. ]O si videritis! quam cito, quam statim quantoque productius eum verteretis in fletus. Miseri, nescitis ubi sumus? Demersos quidem esse animos omnium stultorum indoctorumque commune est, sed non uno atque eodem modo demersis opem sapientia et manum porrigit. Alii sunt, credite, alii sunt qui sursum vocantur, alii qui
|