|
ANTROPOLOGIA DE LA LOGICA Y FUTURO DE LA REFLEXION FILOSÓFICA
Hemos venido asistiendo a un proceso de disolución paulatina del «mundo» sustancial, desde Ia confianza griega del logos como trasunto del «ser» hasta Ia autodestrucción del discurso mismo (por Io menos del discurso del Poder) tal como el último Althusser supone. Este proceso podría suponer un paso de umbral histórico irreversible, análogo al que representa Ia Sofística, y cuyas consecuencias no han sido calculadas todavía. Unos, como Derrida o Cioran, proclaman alegremente el final de Ia filosofía «de Ia presencia», otros tratan reaccionariamente de reanimar Ia reflexión «en torno al ser», finalmente hay quienes declaran a Ia Filosofía acabada y fenecida... Todo ello nos hace el efecto de demasiado ideológico y demasiado circunstancial y anecdótico, y nos sentimos urgidos a ahondar en Ia «intrahistoria» del pensamiento occidental. La lógica clásica creía poseer sus credenciales en cuanto se refería aI discurso racional (distinto e irreductible a toda otra manifestación psíquica «irracional»), reflejo a su vez del luminoso «orden objetivo» de Io real, del «ser». Por eso no podía haber más que una lógica, como —se suponía axiomáticamente— no había más que un «orden del ser» no ambivalente. Con Ia llamada lógica moderna comienza una serie de «giros copernicanos» de Ia reflexión occidental: Ia lógica se independiza tanto del discurso «natural» (y de Ia dinámica mental), como del orden objetivo del «ser», para convertirse en una combinatoria de constructos, fuera de las áreas del «ser» y del «conocer». Se trata en adelante de formalizaciones sin contenido determinado fuera de las resultantes implicativas del sistema formalizador mismo, de conceptos meramente posibles e indeterminados, reductibles a símbolos cuyo valor significacional no depende de su referencia a objetos reales, sino de sus posiciones intraestructurales dentro de un universo cerrado de valores convencionales (de cuantificación, de función, de «verdad» y de «falsedad»). Muy semejante todo a Io que estaba sucediendo en Ia matemática moderna que pasa de Ia cantidad determinable a las «sombras de números» (según expresión de Einstein) y a Ia representación de relaciones indeterminadas o manejo de una combinatoria algorítmica de posibilidades de relación entre hipotéticos conjuntos, trasformables de acuerdo con sistemas de reglas convencionalmente establecidas por cada autor. La matemática —especificación, al fin, de Ia lógica— pasa de represen-
|